Haciéndose un hueco entre las nubes se erige inacabada, incompleta, buscando en los cielos una mano amiga que la ayude a llegar mas alto y que dé a luz a sus hermanas, concebidas en la mente de algún soñador que nunca ha visto nacer a sus gemelas y que solo tiene a su hija mayor como modelo a seguir, viendo como cada día su poderosa grandeza de tiempos pasados es absorbida por la urbe; piedra consumida por hormigón armado de pretensiones, delirios de grandeza de otro tipo de soñadores ebrios de fortuna y poder. Pero ella sigue impasible, castigada solo por el paso del tiempo al que mira de reojo como si no quisiera que se diera cuenta de su presencia, callada, vigilante de la vida, de sus hijos por los que es ignorada una y otra vez sumergidos en su mentira hecha a medida, velando por ellos desde las alturas sin que nadie se de cuenta de su presencia…
Ahora que ya yo estoy bajo tu tutela te he visto de nuevo, he podido sentir toda tu grandeza, buscándome entre la niebla como si uno de sus retoños se hubiera quedado fuera de la protección de su regazo, estirándote para ver el horizonte donde solíamos observar al sol arroparse entre las montañas dejando que otras estrellas tuvieran su propia luz, vigilando el nacimiento diario de la luna por si viene a por mi. No sabes que estoy aquí, cerca aun de ti, viéndote cada mañana desperezando al día y cada noche, espero que se ilumine tu alma; no he podido dejarte atrás, irme lejos me ha sido imposible aunque ansiara cambiarlo todo, tu gravedad mantiene unida lo poco que queda de mi identidad y por ello te sigo venerando como única y lo seguiré haciendo en la distancia… Desde mi ventana.
No hay nada como despertarte un día cualquiera con estas vistas, desde la ventana de tu habitación. |