Eartha Kitt, capaz de hacerte recorrer París sin haberlo visitado antes, capaz de trasladarte a "aquellos maravillosos años" de magia, de sutileza, de elegancia... Escucharla, escucharla siempre ha sido algo especial. Tal vez porque soy una enamorada de los 50 y, despierta como nadie en mí esa sensación de "nací demasiado tarde".
Gracias a ella "Je Cherche un Homme", gracias a ella siguen mereciendo la pena esas canciones de amor que hay que sacar de la chistera para crear momentos dignos de bandas sonoras como los que este monstruo escénico nos ha regalado. Con un carisma y una personalidad arrolladora, y con nombre casi igual al de nuestra Earth ( las coincidencias son caprichosas), ha sido la culpable de muchísimas almohadas para nuestros oídos y sonidos para pasiones sin nombre. Su voz parece hacer los momentos perfectos y, aunque nos abandonó desgraciadamente un 25 de Diciembre de 2008, sigue con nosotros, en el aire y nos ve cuando cerramos los ojos al escucharla y morimos del gusto y la delicia con sus canciones.
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