Como hielo sin agua

   En mi último aliento no pensaré en otra cosa sino en aquello que me hizo sentir vivo algún día, con mi última gota de vida recordaré los valles profundos de tu ser, los precipicios a los que me arrastraste y en los que me dejaste caer sin remedio, las curvas de tu pecado, mi condena, los juegos de tu irrealidad intentando perderme en tu cuerpo y los de tu lengua enredada en el mio. No, no quiero someterme al dictado de tus caprichos, ni obedecer mas tus deseos febriles que me embaucan en frío como hielo sin agua, helándome el alma sin humedecer mis labios, rotos por la sal de tu piel, por el sabor de tus orgasmos que se me escurren entre los dedos como la vida se me va al perderte hoy. Dejarte ir va a ser una muerte lenta y dolorosa, una herida abierta como un abismo encerrando mi cordura, engullendo la llave y envolviéndome en lujuria  y deseo; pero no quiero seguir así, perdiéndome cada día en excusas, buscando tus brazos, tu pecho y tu regazo como un niño. Cicatrices profundas en la memoria que no van a tener cura, una cura que no quiero; deseo recordar todo esto, porque tu me has dado mas que nadie y ahora, extenuado, extasiado, saturado... Ahora no puedo retenerte aquí. Por todo eso y mas, porque no puedo sostenerme erguido, firme ante ti, porque no puedo decirte aquello que vine a decir, renuncio a ti...