Al más puro estilo de Alfred, se rinde homenaje al interesante mundo del poder de la memoria humana. Un tributo en el que, en forma de historia, entran en juego mundos tan espectaculares como el psicológico y el artístico. Una escenografía a puño y letra la mano de genios como Salvador Dalí.
Un clásico de los clásicos del celuloide: ¡Recuerda! Alfred, we just can't stop loving you...
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