El reverso de su mano rozó levemente aquella hermosa esfinge, tembloroso, aterrado por si la pretendida caricia se convertía de nuevo en un sueño aterrador; pero no era así, ella no se borraba de su lado, no distorsionaba su visón, no era de blanco y negro, tenía matices por fin; sus labios rosados destacaban sobre tez mas bien pálida, aunque el invierno sin duda tenía algo que ver en esos colores tenues, sus ojos oscuros alentaban a perderse en su profundidad y no, no perdía el color, su pesadilla parecía que había terminado allí con ella, pero sospechaba que la levedad de su compañía volvería a cambiar su mundo, volviéndolo de nuevo gris, como una fotografía de otro tiempo agrietada por el paso de los años, surcos tan profundos que solo el tiempo puede realizar. Y es que su mente aun tenía miedo al futuro, se empeñaba en anclarse a un tiempo que había sido mejor, negándose a avanzar, porque nada podía superar ya aquellas experiencias… Y el blanco y negro se apoderaría de su vida otra vez, solo con el gris como compañero de viaje tal y como sucedía en sus sueños mas oscuros, borrando el color a su contacto, pintando de triste la belleza de su día a día, acabando con todo aquello que anhelaba, aunque lo deseara con tanta fuerza que su mandíbula se resentía del esfuerzo. Pero ella seguía allí, no parecía que tuviera la mas mínima intención de abandonarle, esperando sigilosamente que una invitación a quedarse pudiera ser la excusa para mantener su color vivo, una indicación del camino a seguir, una simple señal, un quédate. Y al apoyar la cabeza en su hombro el miedo invadió sus almas, porque todo se apagó a su alrededor, sus ojos no distinguían mas que dos tonalidades hasta identificar el rojo de su sangre alojado entre las fibras de su camisa, cerca de su corazón… Pero ella no dejaría que la oscuridad se llevara el poco color que le quedaba, porque aunque cromáticamente ciega podía atisbar que su ceguera compartida era la señal que estaba esperando, era algo que compartían entre los dos y que podía ser el principio de un mundo con cielo azul, aguas turquesa y tierras doradas, aunque nunca sabremos cual de sus sueños devorará al otro, tal vez nunca debieron soñar…
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